La
literatura también se utiliza como publicidad turística. Los publicistas
utilizan la poesía y la literatura que habla o se sitúa en ciertos lugares para
que estos tengan reciban más turismo debido precisamente a esas obras. En
ocasiones basta con que una obra famosa mencione el lugar para que este gane
más visitantes e incluso se convierta en lugar de culto para los adeptos de un autor u obra. De hecho
existen libros que se utilizan para promover el turismo de una determinada zona
y que en realidad son en sí mismos publicidad de ese lugar.
Algunos
ejemplos son: Julio Cortázar y su novela Rayuela,
que transcurre en París; Las aventuras de
Sherlock Holmes de Conan Doyle, que se desarrolla en Londres; James Joyce y
casi cualquiera de sus obras, ya que la mayoría se desarrollan en Irlanda y más
concretamente en Dublín, y como no Don Quijote de la Mancha de Cervantes.
Un
ejemplo de cómo la literatura promociona, a veces sin quererlo, un lugar es el
poema “Romance del Duero” de Gerardo Diego:
Río Duero, río Duero,
nadie a acompañarte baja,
nadie se detiene a oír
tu eterna estrofa de agua.
nadie se detiene a oír
tu eterna estrofa de agua.
Indiferente o cobarde
la ciudad vuelve la espalda.
No quiere ver en tu espejo
su muralla desdentada.
la ciudad vuelve la espalda.
No quiere ver en tu espejo
su muralla desdentada.
Tú, viejo Duero, sonríes
entre tus barbas de plata,
moliendo con tus romances
las cosechas mal logradas.
entre tus barbas de plata,
moliendo con tus romances
las cosechas mal logradas.
Y entre los santos de piedra
y los álamos de magia
pasas llevando en tus ondas
palabras de amor, palabras.
y los álamos de magia
pasas llevando en tus ondas
palabras de amor, palabras.
Quién pudiera como tú,
a la vez quieto y en marcha,
cantar siempre el mismo verso
pero con distinta agua.
a la vez quieto y en marcha,
cantar siempre el mismo verso
pero con distinta agua.
Río Duero, río Duero,
nadie a estar contigo baja,
ya nadie quiere atender
tu eterna estrofa olvidada,
nadie a estar contigo baja,
ya nadie quiere atender
tu eterna estrofa olvidada,
sino los enamorados
que preguntan por sus almas
y siembran en tus espumas
palabras de amor, palabras.
que preguntan por sus almas
y siembran en tus espumas
palabras de amor, palabras.
Este poema está formado por siete estrofas, cada una de
ellas tiene cuatro versos octosílabos con rima asonante en los pares.
Otro ejemplo sería el conocidísimo “Campos de Castilla”
de Antonio Machado, en el que además de describir esos campos hace una
reflexión sobre España.
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