miércoles

Retórica y publicidad




La retórica es el arte de persuadir por medio del lenguaje. Históricamente es la primera disciplina que estudia el lenguaje en cuanto a estética y persuasiva y surge en la antigua Grecia ligada a la política y a asuntos judiciales. Las personas tenían que defender sus derechos mediante discursos lo que propició la aparición de los sofistas. Estos eran expertos en el lenguaje y ayudaban a aquellas personas que no disponían del mismo don. La finalidad de esta retórica no era la verdad como en filosofía, era la persuasión.

Para la correcta construcción y emisión del discurso retórico son necesarias tres partes fundamentales, también llamadas operaciones retóricas:
1.                La inventio: es la búsqueda y el hallazgo de aquellas ideas que van a formar parte del discurso
2.                La dispositio: es la organización y distribución de los materiales que se han hallado mediante la inventio. Esta a su vez cuenta con tres partes: el exordio, es la introducción en la que la captatio benevolentia atrae la atención, la narratio que es el desarrollo de las cuestiones y la peroratio o conclusión final.
3.                La elocutio: es la elaboración verbal de las ideas encontradas en la inventio y desarrolladas en la dispositio.

La relación entre la retórica y la publicidad es obvia, ambas se basan en la persuasión como medio para conseguir algo. El anunciante trata de convencernos para que compremos determinados productos o servicios y los abogados por ejemplo, utilizan la retórica para convencer de la culpabilidad o inocencia de un acusado.

Como ejemplo de discurso político y persuasivo podemos ver el que Charles de Gaulle emitió en 1940 desde Londrés dirigiéndose a la resistencia francesa cuando Francia es invadida por Alemania. En el de Gaulle intenta convencer a los franceses de que continúen luchando contra Alemania. Es un discurso breve aunque no por ello menos importante ya que con este texto  Charles de Gaulle se convierte en leyenda.
 

"Los jefes que desde hace varios años están al mando del ejército francés, han formado un gobierno. Ese gobierno, alegando la derrota de nuestro ejército, estableció comunicación con el enemigo para cesar los combates.
Por supuesto, hemos estado, y estamos hundidos por la fuerza mecánica, terrestre y aérea del enemigo.
Infinitamente más que su número, los tanques, los aviones, [y] la táctica de los alemanes nos hace[n] retroceder. Los tanques, los aviones, [y] la táctica de los alemanes han sorprendido a nuestros mandos, al grado de llevarlos a la situación en la que hoy se encuentran.
Pero, ¿se ha dicho la última palabra? ¿La esperanza debe desaparecer? ¿La derrota es definitiva? ¡No!
Créanme, a mí, que les hablo con conocimiento de causa y les digo que nada está perdido para Francia. Los mismos medios que nos han vencido pueden darnos un día la victoria.
¡Pues Francia no está sola! ¡No está sola! Tiene un vasto imperio de su lado. Puede formar bloque con el Imperio Británico que domina el mar y continúa la lucha. Puede, como Inglaterra, utilizar sin límites la inmensa industria de los Estados Unidos.
Esta guerra no se limita al triste territorio de nuestro país. Esta guerra no se decidió en la Batalla de Fancia. Esta guerra es una guerra mundial. Todos los errores, todos los retrasos, todas los sufrimientos no impiden que haya, en el universo, todos los medios necesarios para aplastar un día a nuestros enemigos. Aplastados hoy por la fuerza mecánica, podemos vencer en el futuro con una fuerza mecánica superior. El destino del mundo está en juego.
Yo, el General De Gaulle, actualmente en Londres, invito a los oficiales y a los soldados franceses que se encuentren en territorio británico, o que ahí vinieran a encontrarse, con sus armas o sin ellas; invito a los ingenieros y obreros especialistas de la industria de armamento que se encuentren en territorio británico, a ponerse en contacto conmigo.
Pase lo que pase, la llama de la Resistencia francesa no debe apagarse y no se apagará.

Mañana, igual que hoy, hablaré en la Radio de Londres."
Charles de Gaulle

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